28 de enero de 2018

Un recorrido por las Ruinas de Tulum, a orillas del Mar Caribe



Era hora de abandonar la ciudad de Cancún y dirigirnos a nuestro próximo destino, Playa del Carmen. La distancia entre ellas es de unos 70 km por la ruta principal.

Al instante de llegar uno se da cuenta que es un lugar muy diferente. Cancún es una urbe enorme, cosmopolita, con muchísima influencia extranjera (especialmente de Estados Unidos), mientras que Playa del Carmen es esencialmente una pequeña y tranquila ciudad que aún conserva su propia naturalidad y espíritu.

En PDC, nos alojamos en un hotel boutique llamado The Palm At Playa ubicado a tan solo media cuadra de la Quinta Avenida, la calle más famosa de este sitio.







Esta pintoresca avenida peatonal es el lugar donde encontraremos los restaurantes, bares y negocios de todo tipo, y es un paseo realmente obligatorio. La misma pasa por la plaza principal y desemboca en un centro comercial con las marcas más importantes.

Como era bastante temprano y no nos entregaban la habitación hasta pasado el mediodia, optamos por dejar nuestras maletas en el hotel e ir a visitar las famosas ruinas de Tulum, quien fue en su época de esplendor un importante centro de culto de la civilización maya hasta que la llegada de los españoles la terminó dejando inhabitada y posteriormente destruida.

Esta ciudad antigüamente recibía el nombre de Zamá ("amanecer" en maya). Tulum, que significa "muralla" (por los muros alrededor que servían como defensa), es el nombre que según historiadores se le empezó a dar una vez que fue descubierta en ruinas. Su construcción data de entre los años 1200 y 1450, siendo uno de los asentamientos más nuevos de la civilización Maya, aunque para el siglo XVI ya había sido abandonada.

Fuente: www.locogringo.com
Esta zona arqueológica se encuentra actualmente dentro del parque nacional del mismo nombre. Este es un sitio declarado Área Natural Protegida, que tiene el objetivo de mantener la zona costera en su total naturalidad, sin centros comerciales ni hoteles all inclusive como cada vez hay más en la región. 

Para llegar hacia esta zona la mejor opción, pero no la más barata, es la de tomar un autobús de la compañía ADO, sino bien una van o combi colectiva. Nosotros optamos por está última opción. Estass combis parten desde la Calle 2 norte y Avenida 20, y salen cada 15 minutos aproximadamente. El costo es de unos 40 pesos mexicanos (por persona) los cuales se le pagan al conductor una vez que llegan a destino. El viaje es un poco largo ya que van parando por la carretera por diversos sitios y son muy usadas diariamente por los locales, sobre todo los que trabajan en Resorts All Inclusive ubicados por la ruta.

Tengan en cuenta además que en esta ruta entre Playa del Carmen y Tulum se encuentran muchos lugares para visitar como Akumal, los parques  Xcaret, Xplor, Xenses y Xel-ha. También es posible visitar el mismo día que van a Tulum las ruinas de Coba que se encuentran a unos 40 kilómetros de aquí o bien visitar algún cenote que en esta zona abundan y hay para todos los gustos.

O como bien les contamos en la entrada anterior “Visitamos Xel-Há, un parque turístico sustentable en la Riviera Maya”, muchas agencias venden un tour para visitar las ruinas de Tulum por la mañana y luego el resto del día en el parque acuático de Xel-Há. Nosotros destinamos el día a las Ruinas y visitar las playas del lugar, que fueron las más lindas del viaje.


La van nos dejó en la entrada a la ciudad de Tulum,  desde donde se accede a la zona arqueológica. Mientras vamos caminando muchas personas nos empiezan a ofrecer diferentes paquetes para pasar el día allí. Como no nos cerraba el precio, nos ofrecieron un valor mucho más económico y accesible. El paquete que compramos incluía el uso de reposeras y servicios en la Playa de los Pescadores, una consumición de bebida por persona y un viaje en lancha donde íbamos a poder apreciar las ruinas de Tulum desde el agua, con algunas vistas inconseguibles en la visita por tierra. También incluía snorkel para ver uno de los arrecifes de coral más grandes del mundo.

Seguimos camino por una calle que nos lleva a la boletería de las ruinas. Hay que caminar aproximadamente 1 kilómetro o bien tomar un tren con un costo de 10 pesos mexicanos para llegar a la boletería. El valor del boleto era 70 pesos mexicanos, el horario es de 8 am a 5 pm y está abierto todos los días.

Recomendación: Hace mucho calor y prácticamente no hay zonas con sombra. Lleven ropa clara y liviana, traje de baño por si quieren nadar, agua fresca, protector, calzado cómodo, anteojos y si quieren también es una buena opción un paraguas para cubrirse del sol. Esto es muy importante porque realmente puede hacer mal.

Si bien estas ruinas son pequeñas comparadas a otras de la zona, el toque mágico y lo que las hace especiales es que fueron construidas al lado del mar Caribe, y es justamente ese contraste entre ruinas y mar turquesa lo que resulta un espectáculo a la vista.




El templo principal y más conocido es el denominado el Castillo. Está construcción es también la más antigua y mejor conservada del lugar y posee elementos que hacen referencia a Venus y el Sol.  Este lugar funcionaba como faro para los navegantes mayas.

Otras de las edificaciones que podremos encontrar es el Templo del Dios Descendente, la Casa de las Columnas y el Templo del Dios del Viento.


Agobiados por el calor, luego de recorrer el lugar decidimos ir a conocer una de las playas más lindas de toda la Riviera Maya, Playa Paraíso y nadar en sus aguas increíbles de color turquesa y temperatura agradable. Está fue de las playas más lindas que visitamos, así que no se olviden de venir aquí en su viaje a esta hermosa zona de México.

Continuamos caminando un poco más y llegamos a la Playa Pescadores, una más tranquila que la anterior. Allí buscamos el puesto donde presentamos el voucher con los servicios que habíamos contratados previamente y nos pusimos a esperar nuestro turno para el viaje en barco.

La experiencia de ver las ruinas desde el agua es realmente increíble y vale la pena. En cuanto al snorkel, era la primera vez que lo hacíamos y no fue muy agradable que digamos. Nos explicaron en 1 segundo como debíamos respirar usando el tubo de respiración. Y junto a esa brevisima explicación que no nos sirvió para nada nos dieron chaleco, patas de rana y antifaz. Acá hay que saber coordinar cada cosa para poder disfrutar del snorkel.


Costó bastante y decidimos quedarnos nadando al costado del barco mientras el resto del grupo se alejaba bastante junto al guía para observar los arrecifes de coral de la zona, uno de los más increíbles y grandes del mundo. Pero, pese a todo, pudimos ver arrecifes y peces de colores debajo nuestro, lo que fue muy lindo. Son esos lugares donde uno se da cuenta de que somos algo pequeño en este mundo.


Como ya estábamos cansados de patalear en el agua volvimos al barco a esperar que llegue el resto del grupo. Como la embarcación estaba anclada, se movía para todos lados y eso tuvo un efecto horrible. Nos empezamos a sentir bastante mal, con ganas de vomitar. Ya queríamos volver a la costa pero teníamos que esperar que vuelvan los demás, que seguían haciendo snorkel bastante lejos. Como pudimos aguantamos hasta que finalmente volvieron, pero ahí hubo otro problema: no encendía el motor... pensábamos por dentro “No nos puede pasar esto”

Después de varios intentos fallidos prendió el motor y en menos de 5 minutos ya estábamos ambos muy felices de poner los pies nuevamente sobre la arena, en tierra firme.

Todavía muy mareados, decidimos descansar un poco y por las dudas evitar el almuerzo. Luego de un rato de estar sentados acomodando la cabeza, era hora emprender el retorno hacia Playa del Carmen. Para ello optamos por tomar taxi ya que todas las vans que pasaban iban llenas y no nos paraban. Si bien la nuestra era una opción muy cara, queríamos volver rápido a nuestro hotel y, sinceramente, estábamos de vacaciones así que para qué sufrir, ¿no?

Al llegar al hotel, nos hicieron entrega de la hermosa habitación. Aprovechamos para ducharnos, descansar un poco durante la tarde y ya más cerca salir a recorrer la famosa Quinta Avenida de Playa del Carmen, una calle que tiene vida las 24hs del día, en busca de souvenirs y algo para comer.

Como dijimos más arriba, esta avenida es el punto donde todo sucede y constituye un paseo obligado por la ciudad. Hay muchísimas opciones para comer y beber según el gusto de cada uno (hay un McDonald's, si interesa eso también), negocios con las marcas más reconocidas, locales enormes donde podremos conseguir una gran variedad de recuerdos para traer o regalar a conocidos, y también espectáculos nocturnos en plena calle. Nosotros pudimos presenciar un show de danza típica maya en la plaza Fundadores, la principal de la ciudad.

Perdón por la insistencia, pero queremos volver a destacar lo bella que nos pareció toda la Quinta Avenida.

Luego de una rica cena, era ya hora de volver al hotel a descansar, que al otro día partíamos temprano al complejo Playacar donde sería el primer día de hospedaje en el hotel all inclusive Sandos Playacar...

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